La relación intrínseca entre conocimiento y poder

January 12, 2022 12:00 PM

La relación intrínseca entre conocimiento y poder

Cualquier fan de la serie “The Big Bang Theory” se recuerda sin duda alguna del episodio 19 de la temporada 8 “La termalización de los restos”, en la cual, el doctor en física experimental Leonard Hofstadter (Johnny Galecki), discute con el físico teórico, el doctor Sheldon Cooper (Jim Parsons), sobre lo que es más importante: una idea o su realización. Su amigo, Howard Wolowitz (Simon Helberg), un ingeniero espacial y de software, es integrado a dicha dispute para que actúe como árbitro. Por supuesto que la respuesta del ingeniero estuvo más orientada hacia la persona capaz de hacer realidad una idea. Como resultado, los antagonistas nunca pudieron coincidir satisfactoriamente.

Dicho esto, sin importar de qué lado usted se ponga, estará de acuerdo en que el descubrimiento hecho por Leonard y la materialización del mismo a través de los cálculos de Sheldon nunca hubieran sido posibles sin el conocimiento. Este interviene en todos los niveles de todos los logros que somos capaces de alcanzar. El conocimiento es poder, pero el conocimiento por sí solo no confiere mucho poder, como pudiera afirmarlo cualquier político o líder empresarial. El poder radica en la voluntad de utilizar el conocimiento, la capacidad de utilizarlo y las buenas prácticas o el “savoir-faire” (término en francés), para conseguirlo.

Así pues, lo primordial es que el conocimiento debe posicionarse en la base de la escala estratégica, y su conquista debe materializarse mediante métodos de adquisición muy precisos. El conocimiento debe ser eficiente y orientado a un objetivo específico. Se requiere de una particular habilidad para sacarle provecho al poder derivado del conocimiento. Dicha habilidad está presente en cada uno de nosotros, pero que hay que aprender a desarrollarla para que pueda florecer mejor. Además, es importante pensar en las conexiones necesarias para que interactúen diferentes tipos de conocimiento: el nuestro con el de los demás, y este, a su vez, con el mundo en el que vivimos. Este tipo de conocimiento ha sido el origen de las grandes revoluciones tecnológicas y sociales, que se han transmitido continuamente por generaciones.

De hecho, el desarrollo personal, que es esencial para el florecimiento profesional y personal, está ligado a dificultades que, tomándose las decisiones correctas, podrían convertirse gradualmente en soluciones. Cada problema posee en lo más profundo de su ser, una llave hipotética que debemos hallar. El conocimiento no solo permite descubrir dichas llaves relacionadas con las dificultades, sino que, simultáneamente, podría incluso permitir su fabricación. En otras palabras, a un nivel superior, nos convertiríamos en hábiles cerrajeros, verdaderos artesanos de esas llaves destinadas a los problemas que obstaculizan nuestra ascensión. Pero, ¿hacia qué objetivo apuntamos realmente? ¿Cómo adquirir el conocimiento? ¿A quién podemos solicitar apoyo con el fin de tener éxito?

El objetivo de una vida es alcanzar las metas que nos marquemos, y para alcanzar ese punto, la procrastinación y la indiferencia tienen que ser desterradas de nuestras actitudes, si queremos construir con determinación y exigencia, un mundo donde el individuo sea el epicentro. Un mundo en el que el conocimiento se convierta en soporte fundamental para que el individuo sea exitoso. ¿No es acaso esto el esquema de un proyecto programático destinado a fortalecer el poder de acción sobre nuestras vidas?

Aunque el conocimiento posee la capacidad de crear una perspectiva de cambio que conduce al éxito, se necesita una conciencia individual y la estructuración de sus elementos. Así, el poder real del conocimiento actuará sólo según la determinación de quien lo abrace plenamente a través de una conciencia plena o “mindfulness”, para que entonces, finalmente, pueda usted comenzar una aventura sin límites. En efecto, lo que hace del conocimiento una entidad omnipotente, es el punto de partida y la ruta, no la llegada a ese lugar que uno definiría erróneamente como meta, la cual se construye desde el inicio y el recorrido, a través de los caminos de la nueva experiencia que usted emprenda. Todas las decisiones que usted tome, formarán parte de un proceso de estructuración, que, a su vez, dará forma al éxito de su proyecto.

También es importante acotar que, para que el conocimiento se adorne por complete de su poder creativo, la información debe librarse de lo superfluo, un factor que la hace indigerible y aunque, ciertamente posee una carga de conocimiento, esto no desarrollará mecanismos alrededor de los cuales emerja la personalidad deseada para triunfar en la vida.

De hecho, para que el conocimiento despliegue toda su efectividad, es de vital importancia retirarlo de todo lo que lo esté sofocando, para que, solo así, su poder se llegue a liberar de manera eficiente, esencialmente en un proyecto que alimente el bienestar y el éxito socio-profesional. Lo que está en juego va mucho más allá de vagas consideraciones sobre el aprendizaje. A partir de ahora debemos considerar el conocimiento como una noción que conforma una articulación de mecanismos individuales y sociológicos, para modelar a la persona según sus deseos e inclinarla hacia su futuro positivo, donde confluyan la paz interior, la determinación efectiva y el éxito enriquecedor.

De este modo, llegar a ser conscientes de una entidad llamada «conocimiento», interesarnos por ella, saber exactamente dónde está y tratar de liberarla para fines prácticos, será una gran aventura, cuyo descubrimiento será inevitablemente estimulante.